La paradoja de la tolerancia se hace presente cuando aquellos que se autoetiquetan como pro-vacunas empiezan a catalogar a aquellos que no quieren ser inoculados de "antivacunas". 

Al respecto, la abogada chilena Natalia Ravanales ha dedicado unas palabras a todos aquellos que creen contar con una superioridad moral.

"Yo creo que nosotros tenemos que ayudar a la sociedad, no mal utilizar el lenguaje. 

Yo no creo que exista gente antivacunas, porque me tocó pelear con una jueza en otro día porque trató a una de mis partes de "antivacunas". Eso no existe. 

Hay gente que simplemente toma tratamientos distintos, que inmuniza o que se inmuniza con métodos diferentes, muchas veces basados en la alimentación, en la vida sana, en sus propias creencias o en otra clase de medicinas que no son las tradicionales, pero que son milenarias. ¿Por qué hemos de denostarlo, verlo como algo inferior? Si a ellos les funciona, si esa gente está sana, no tenemos por qué etiquetar. "Que antivacunas", "que yo soy pro", "que yo estoy en contra". No. Es gente que simplemente con la libertad que nació y que le otorga el ordenamiento jurídico, elige una forma de cuidar su salud de forma diferente y está en todo su derecho de hacerlo."

—Orwellito.